Este es un artículo de Joan Barril aparecido el día de hoy en EL PERIODICO. Lo leí hace un rato, pq, aunque yo siempre comienzo a leer los periódicos por la ultima pagina, se me había pasado inadvertido, hasta que, fijándome bien el en titulo, me dije... esto promete.Lo he empezado a leer, y no hacia más que asentir con la cabeza con cada línea que leía.Lo mejor; un reloj no es otra cosa que el objeto resultado de una división artificial de un tiempo natural.
EL PANICO DEL TIEMPO
Las fechas fijas siempre dan miedo. Siempre hay un antes y un después. Y si el antes nos da nostalgia, el después nos da pavor. Ésta es la semana en la que los hombres y mujeres hacen sus apuestas.Se acaba el año. Y nos cuesta reducir ese fin de año a un concepto estrictamente astronómico. Si el movimiento, tb de los planetas, es continuo, ¿pq hemos ido a escoger esas fechas para delimitar el fin y el comienzo del año? El eurocentrismo explica que en esos días vivimos los días más cortos del año. Es una condición arbitraria. Podrían haberse escogido los días más lluviosos, más calurosos, más importantes o más tristes. Se eligió un día entre los más cortos. Así será si así les parece a los habitantes del hemisferio sur para los que el fin de año coincide con los días más largos y más vacacionales. No vamos ahora a intentar cambiar la inercia histórica. Nos acercamos al fin de año y, habida cuenta de que eso celebra la vuelta completa del planeta Tierra alrededor del Sol, cualquier día para el fin de año era bueno.Las leyes de la astronomía han obligado al hombre a poner una medida de su propia vida. Tal vez eso era necesario. Las lunas, las cosechas, las lluvias, la floración, el frió estaban indicando al ser humano primitivo que algo a su alrededor cambiaba y que lo hacia de forma periódica. Si para la naturaleza los años y las estaciones eran una medida del tiempo, tb el hombre había de adaptarse a esa contabilidad y no dejarla al azar de sus éxitos y desventuras. Así como los meses y las horas forman parte de la invención humana, los días y los años nos vienen dados por las leyes perennes del universo. Un reloj no es otra cosa que el objeto resultado de una división artificial de un tiempo natural. O sea, que se nos acerca el día y la hora en que va a empezar un nuevo tiempo. Ni las plantas ni los animales ni los planetas ni los asteroides van a celebrarlo. Nos hemos dado esta semana que hoy empieza para recapitular lo que hemos vivido y para confiar en lo que vamos a vivir. Es, probablemente, la semana en la que pasamos cuentas y llenamos nuestras agendas con nuevos propósitos para sobrevivir.¿Qué significa este breve periodo de tiempo? Pues que vamos a pensar en nosotros y en el destino. En estos días finales del 2004 llegamos a considerar que estamos viviendo el mejor momento de nuestra vida, pq al menos hemos llegado hasta aquí. Pero estos días son tb la gran celebración de la muerte. ¿Cuántos de los nuestros ya no están?¿Cuantos de nosotros llegaran al fin del año que viene? Incluso en tiempos de optimismo-que, por cierto, no es el caso- está siempre presente e miedo a la muerte y al desastre moral. Tal vez nuestros amores serán amores póstumos. Tal vez alguien va a descubrir nuestros secretos. Tal vez nos caerá encima una ola gigante cuando estamos tomando el sol. Tal vez lo que hoy es seguro y estable va a someterse a excesivas pruebas de resistencia. Tal vez algún día una persona con bata blanca nos darán noticias negras sobre nuestro cuerpo. El pánico del cambio de año es mayor cuanto mas se ha vivido y aun queda tanto por vivir. Me gustaría pasar esos días en silencio y con los ojos cerrados. Como quien se deja deslizar por una montaña rusa, cayendo hacia el abismo, pero en la certeza de que volveremos a llegar a una nueva salida.
Joan Barril